EN MEDIO DEL SILENCIO
Alberto Ayala M.
E
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n medio del silencio, cuando todo se apaga y la noche no
suelta ya el ulular de las sirenas, los ruidos del teléfono o los afanes de
la tarde, navego en la levedad del aroma de un café y puedo dirigir mi
gobernalle hacia las letras, entre las hojas de mis libros o los que la
pantalla desde muy lejos trae; en ella el espacio ya no es el mismo, la luz se concentra
y mis ojos se inmovilizan, atentos a las revelaciones: aprendo en una suerte de
vértigo que traza líneas entre un tema y una inesperada referencia, un camino
que se abre generalmente a más preguntas: tiempo que se dilata deliciosamente
en compañía de otros que ya se han ido o que están lejos y
que, sin embargo, puedo ver y también oír como si estuvieran aquí.
Me he sumergido allí, en lo profundo, como cuando me zambullo en la palabra de esa
mujer que se interesa por el nombre de una extraña planta que observa atenta,
mientras hablamos en el cruce de los pasillos de la universidad: aprendo
preguntándole, observándola, escuchándola. Sus pasiones me devuelven a las mías
y con ellas viajo hasta llegar a mi destino: un lugar en el que la ropa que
llevo me molesta, me la quito y la cambio por otra más ligera; me muevo
lentamente en medio de un gran espacio en el que los libros quedaron atrás,
suena una rítmica música y la sigo o hago que me siga: con los pies, con las
manos, con los brazos, con todo el cuerpo aprendo en ese ambiente en el que el
movimiento y las voces de otras personas me enseñan su historia: danzamos sobre lo
planeado, una coreografía que transmuta en efímeras formas la rigurosa
matemática del tiempo, aprehendido por una lejana trompeta que interpela al piano… y que 'piano, piano va lontano', sin saber hasta dónde.
¡Cómo se aprende! --me digo en medio de la calle, mientras
abro la puerta de la casa para ver mi agenda--, entonces recuerdo que el jueves próximo debo haber
pensado un poco acerca de cómo aprendo, dónde aprendo, con quién aprendo,
cuándo planeo… ¡En fin! Varias cosas que tendré que hacer más tarde, cuando
llegue ella con su silencio, cuando lo apague todo y pueda navegar tranquilo en
la levedad del aroma de un café.
Y mientras llega, trazo en el pixelado lienzo de la pantalla
unas imágenes que me ayudan a descubrir cómo, en medio de tantos hilos, aprendo; ellas dan cuenta de la luz, de los planos, de la obscuridad y de
las sombras, de lo real y de lo virtual… Es un ambiente de color, de formas, de
raras geometrías, de inverosímiles planos que luego publicaré en un blog. Como también haré público ese "paisaje-dado" (escrito en Word, Trebuchet 11, interlínea 1.5), en la próxima
clase.
¡Ah, cuánto se aprende!
Hola Albayam, tu eres el primer blog que coloco un comentario, te tome como prueba para conocer mejor y me encuentro con semejante dado tridimensional....super y ni hablemos del texto...creo que ahora me tocara hacer algo a tu altura. Me encanto
ResponderEliminarHola, Claudia Patricia
EliminarQué gratas tus palabras y qué grato saber que lo que hacemos ayuda a ampliar caminos de aprendizaje.
Cordial saludo
Alberto Ayala M.
Heyyy, solo falta que se mueva en el espacio...!!!de verdad me diste una nueva dmension de como aprendo!!
ResponderEliminarEntiendo la fusión de dos cuerpos en movimiento, la música, el silencio de la noche y la planta de la U en interacción y fusión contigo para tus aprendizajes a la n n n. Pero no estoy YO. (jjj). No, ahora si en serio: me encanta el color, lo geométrico y la forma de transgredir lo convencional; haces que mis ojos vayan, avancen y se devuelvan para poder comprender tu APA.
ResponderEliminar¡Claro que estás ahí!!! En la compleja "Urdimbre" en que me tuve que apoyar para tejer y dar alguna ilación a esta tarea. ¡Ah! y cómo me agrada saber que la hermosa "lanzadera" de tus ojos va y vuelve en medio de esos desordenados hilos. Y si algo comprenden me lo digan...
EliminarSaludos
Alberto Ayala